LA AMISTAD DE LOS POETAS
El lazo que unía a Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón era una unión singular, que de algún modo los alejaba de los demás artistas de la época porque ellos en sí formaban un grupo, posteriormente denominado “la generación de los tres”.Desde jóvenes fueron amigos y esa amistad no hizo más que aumentar con los años al colaborar juntos en la redacción de “Ecos” y en las tertulias literarias de la época. Los tres satirizaron el medio social y cultural de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en coplas humorísticas publicadas en la prensa local.Las diversas características personales que cada uno presentaba se complementaban: el carácter retraído de Alonso se contrarrestaba con la extroversión de Tomás y a todo ello Saulo añadía un toque de sencillez y humildad. Como comentó Claudio de la Torre en cierta ocasión: “vivieron estrechamente unidos pero soñaron increíblemente separados”. (SÁNCHEZ ROBAYNA, 1999: 105)
LA TERTULIA DEL HUERTO DE LAS FLORES( Agaete)
Sabido es que en las Islas Canarias las tertulias intelectuales han sido desde tiempo inmemorial un instrumento de capital importancia para el desarrollo de las letras. Por lo general, se ha denominado así a los encuentros y reunencias entre gentes de la cultura donde se hablaba de música, arte, literatura, historia y política, además de otros temas de la cotidianidad social.
Como escribiera Andrés Peláez, el carácter de cada tertulia y su tendencia más o menos liberal, obviamente, estaba determinado por su anfitrión. Así, vinculadas con frecuencia a acontecimientos históricos o artísticos, las tertulias intelectuales sirvieron muchas veces como pretexto de conspiración política, fragua de ideas, estímulo de renovación estética e incluso como centros donde se formaron nuevos movimientos literarios.
La primera referencia de esta naturaleza que se tiene en Canarias la encontramos hacia 1580 en la llamada Tertulia del Huerto de San Francisco. Su anfitrión era el poeta Bartolomé Cairasco de Figueroa, quién reunía muy a menudo en el jardín de su casa (situada donde actualmente se encuentra la Plaza de Cairasco en Las Palmas Gran Canaria) a los más notables intelectuales de la isla así como también a muchos de los viajeros que venían de paso. Entre los asiduos a ella hay que citar a Fray Alonso de Espinosa, Antonio de Viana y Gonzalo Argote de Molina, aunque excepcionalmente también pasaron por la referida tertulia el dramaturgo Juan de la Cueva .
En la Villa de Agaete, entorno a la Familia de Armas, se celebraba hacia finales del s. XIX la llamada Tertulia del Huerto de las Flores. Por lo general, los temas de conversación en aquellas reuniones giraban en torno a la literatura y el arte. Dicha tertulia estaba constituida por personalidades muy diversas pertenecientes al mundo cultural e intelectual canario tales como Tomás Morales, los poetas Saulo Torón y Alonso Quesada, los hermanos Néstor y Claudio Martín Fernández de la Torre, el pintor Francisco de Armas, etc.
ALEJANDRO C. MORENO Y MARRERO.
Miembro de la Tertulia Agustín Espinosa.
EL MODERNISMO EN LA LITERATURA CANARIA:
Se ha aceptado convencionalmente el año 1908 como el momento de madurez del modernismo canario, fecha de la publicación de Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar, de Tomás Morales (1885-1921). Morales renueva el lenguaje y lo acerca al ideario simbolista francés y al quehacer de los modernistas americanos. Revoluciona el tratamiento del verso y pule la temática. Su obra cumbre, Las Rosas de Hércules, y en especial el poema «Oda al Atlántico», eleva definitivamente a la categoría de símbolo el tema del mar. Así empieza la «Oda»:
El mar: el gran amigo de mis sueños, el fuerte
Titán de hombros cerúleos e imponderable encanto:
En esta hora, la hora más noble de mi suerte
Vuelve a henchir mis pulmones y a enardecer.
El otro genuino representante del modernismo insular es «Alonso Quesada» (1886-1925). Fue Quesada un oficinista de vida solitaria, con una visión moderna e irónica de la realidad. En 1915 publica El lino de los sueños, libro de poemas profundamente sentido. Su obra no se conocerá bien hasta mucho después de su muerte. Libros de poemas suyos son Los caminos dispersos y Poema truncado de Madrid, en el que ya se muestra precursor del vanguardismo. La desnudez de su obra, y el trágico sentido de la insularidad, se aprecian en el siguiente fragmento:
Montes de fuego, donde ayer sentía mi adolescencia el ansia de otros lares... Soledad, aislamiento, pesadumbre...
El corazón siempre en un punto misterioso
y el alma sobre el mar ¡blanca!... ¡El velero
que no pasa jamás del horizonte!...
Quesada se revela también como un prosista excepcional en su novela corta Las inquietudes del hall y en la colección de cuentos Smoking Room, textos en los que con fino humor retrata a la sociedad inglesa afincada en Las Palmas a principios de siglo.
Saulo Torón (1885-1974) es la otra gran figura del modernismo insular, buscador de un lenguaje personal, y cantor del mar y del amor sobre todo en El Caracol encantado.
Como señala Jorge Rodríguez Padrón, «el exponente más destacado de la prosa modernista insular lo encontraremos en el periodismo» [«Ochenta años de literatura», en Canarias siglo XX, Las Palmas de Gran Canaria, Edirca, 1983]. Los publicaciones periódicas más destacadas de la época, por la difusión de las nuevas corriente intelectuales, serán la emblemática Castalia (1916), y Ecos (1915-1919), de cuya redacción llegó a ser director el propio Quesada.
VOZ ÚLTIMA.Dice una voz a lo lejos:Corazón, llora tus cuitas;no cantes, que ya no es tiempo.Tu vida se está acabandocomo un inútil recuerdo.No cantes… Y escucha sólolo que te diga el Silencio.Saulo Torón. Las Palmas, 1969Puerto de Gran CanariaTomás Morales (1885-1921):Puerto de Gran Canaria sobre el sonoro Atlántico,con sus faroles rojos en la noche calinay el disco de la luna bajo el azul románticorielando en la movible serenidad marinaSilencio en los muelles en la paz bochornosa,lento compás de remos, en el confín perdidoy el leve chapoteo del agua verdinosalamiendo los sillares del malecón dormidoFingen en la penumbra fosfóricos trenzadoslas mortecinas luces de los barcos ancladosmirando entre las ondas muertes de la bahía.Y de pronto, rasgando la calma, sosegado,un cantar marinero, monótono y cansado,vierte en la noche el dejo de su melancolía.En la roca de las Nieves¡El puerto de Las Nieves, solitario y lejano,junto a unas rocas negras!...Hace ya muchas horas que, en una extraordinaria narración, nuestros ojosvieron delineadas estas montañas brujas....Allá por nuestros años primeros de colegio,¿no recordáis los imanados montes a donde una galera arribó misteriosaporque una mano extraña le desvió la ruta?Este mar se ha dormido hace cien años...¡Miraque dentro de las rocas hay un encanto hecho!....Un anillo... una flecha... ¡una palabra acaso!hará surgir la ansiada princesa de Darío... "¡que estaba triste de esperar!"Estas cosas vulgares de todos los amigospoetas, nuestra alma iba labrando triste.Era al atardecer... ¡Con una nueva amadamarchaba el corazón entre los cuentos!